En el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) intervienen tanto factores genéticos como ambientales. Es un trastorno de conducta que aparece en la infancia, y que se suele empezar a diagnosticar en torno a los siete años.
Aunque en algunos casos este diagnóstico se puede realizar de una manera más precoz, se manifiesta como un aumento de la actividad física, impulsividad y dificultad para mantener la atención en una actividad durante un período de tiempo continuado.
Además de esto, hay niños en los que se observan a su vez problemas de autoestima debido a los síntomas propios del TDAH y que los padres no suelen asociar al trastorno.
El TDAH se puede asociar a otros problemas, y sus consecuencias se aprecian en distintos ambientes de la vida del infante. Desde el punto de vista del modelo médico, en el área de salud mental existen dos tipos de criterios estrictos para efectuar un diagnóstico certero: el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales y el del ICD-10 (Rubén Scandar). Aunque son similares, utilizamos el DSM.
