15 junio 2015

La denuncia de soborno no afectó la reelección

Orlando Gil
@orlandogildice
UNA HOJITA VIEJA.- El Procurador General de la República se dio cuenta a tiempo del juego político que se escondía detrás de las denuncias de soborno en la Cámara de Diputados, y dictaminó de manera adelantada, pero no en sala de audiencia, sino en un medio de comunicación. Lo mediático es mediático, y lo jurisdiccional, jurisdiccional. Aprovechó la pregunta y puso cada cosa en su lugar. Dijo que no quería que nadie lo manipulara y que se usara la coyuntura para hacer bulla a costa suya. Sin que eso significara que no fuera a hacer el trabajo y aplicara el protocolo de rigor. Ahora ¿qué fue lo que llevaron los diputados del PRM a la Procuraduría? Al parecer una hojita suelta, como si el ministerio público se rigiera por la vieja norma del rumor público. Fulano dice que lo tentaron, zutano que le ofrecieron y mengano que le hablaron. La movida no es  inocente, y noble tampoco, aunque todos los riesgos serían  de la Procuraduría, que se metería en camisa de once varas sin tener cuerpo para tanta ropa. Si la empresa fracasaba, culpa de Francisco Domínguez Brito y no de los denunciantes, que habrían conseguido enfrentar entre sí a gente del mismo gobierno...
NADA DE NADA.- El caso es interesante, porque antes de ir con la denuncia a la Procuraduría General de la República, el PRM había dado una rueda de prensa, creo que con el candidato presente, y el asunto ya se había debatido en una sesión de la Cámara de Diputados y en la primera audiencia de la Asamblea Revisora. Sin embargo, todavía la opinión pública nacional no conoce los nombres de los oficialistas, funcionarios o contratistas, que ofrecieron los 15 millones de pesos para que se votara a favor de la reelección, ni de los legisladores que aceptaron el pago. Vale preguntarse a qué le tienen miedo los diputados del PRM que no dan pelos y señales y que quieren que sean otros los responsables y los consecuentes. El español Chiquitete lo dijo en una canción: Cobardía. Además ¿cómo creer o confiar en la moralidad de diputados que en su momento tomaron sin protestar la mesada indigna del Cofrecito, y que dilapidan de muchas formas los dineros del pueblo? Era justo que se la jugaran, mucho más si no creen en sus propios mecanismos o en los otros poderes públicos...
ESPERA EN VANO.- Los interesados en los trabajos de la Asamblea Revisora se sentaron el viernes frente al televisor, pero no para ver los resultados que se suponían, de que el artículo 124 sería modificado y la reelección sería Ley Sustantiva de la Nación, sino para que los denunciantes de la primera lectura fueran más osados, audaces y pusieran al desnudo la corrupción. Sin embargo, esos diputados o se tragaron la lengua, o se la mordieron y les dolía la boca y no podían  hablar, o hicieron como el perro con el rabo cuando tiene miedo. Se metieron la lengua entre las piernas. Nadie mencionó el pecado, y por ejemplo Nelson Arroyo, el vocero, fue todo risa, como si el triunfo de la reelección fuera una diversión. Hecha la bellaquería, qué más da. Como si el fardo de la prueba hubiera cambiado, y correspondiera al demandado y no al demandante. No se supone la inocencia, sino la culpabilidad, y el imputado debe hacer ahora en los medios lo que antes era tarea de su perseguidor. Con el  agravante de que no habrá defensa posible, de que estará condenado de antemano...
A NADA, A NADIE.- La denuncia de soborno no afectó la reelección, puesto que fue aprobada de manera avasallante, incluso, tal vez, como nunca antes. Aunque tampoco puede decirse que lesionó la imagen de los diputados, ya que al muchacho que tiene fama de malo, que le imputen una nueva ventana rota, no lo hace más malo. Los diputados van de legislatura en legislatura en medio de escándalos, y al parecer no pueden vivir sin ellos. Su afán por igual no tiene resultados, ya que no aprovecha a los denunciantes. No son más éticos que sus pares de otros partidos, ni más populares. Nadie los votará, si buscaran un nuevo mandato, por los escarceos que provocaron ahora. Las filiaciones, adhesiones, apoyos, votantes, no son personales, sino de facción. PRM, PRM, del mismo modo que PLD, PRD, PRSC. Y los diputados que asumieron la denuncia, sin pertenecer a estos partidos, no podrán repetir a menos que se cubran con paraguas ajeno. Con su sola pose moralista, quedarán a la intemperie, a sol y sereno, abandonados a su suerte...

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